A los que completan el programa PRIA-MA (medida alternativa a la prisión para los condenados por violencia de género) se les pide que escriban una carta dirigida a los nuevos participantes. En esta carta deben hablar de su experiencia personal y reflexionar acerca de qué les hubiera gustado saber al empezar el programa. La única condición que se les pide es el completo anonimato. Esta es una de esas cartas:
Saludos, compañeros:
Espero que la siguiente carta os ayude a aliviar esa frustración que tenéis ahora al estar aquí. Porque, al igual que yo lo hice en su momento, os estaréis preguntando «¿Por qué estoy aquí?» y pensaréis «No me lo merezco», «yo no he hecho nada», «tengo cosas mucho más importantes que hacer que estar aquí», etc.
Pues estáis aquí porque lo habéis hecho fatal, como yo. Sois víctimas del mundo en que vivimos, tal vez porque no venimos con un manual de instrucciones bajo el brazo que nos explique cómo hacer las cosas, pero eso nunca justifica el hacerle daño a alguien.
Unos consejillos: reconoced que lo habéis hecho mal, poneos en el pellejo de los demás y haced caso de todo lo que os diga el terapeuta. Ahora lo veréis como un enemigo, pero acabaréis dándole un abrazo bien fuerte.
Yo, gracias a él, sé dominar las situaciones difíciles y he recuperado a mi familia. Le agradeceré siempre que me haya ayudado y me haya tratado con respeto.
¡Ánimo compañeros!